Asaid Castro/ACG
Pátzcuaro, Michoacán. – Tzintzuntzan ubicada en la zona lacruste de Michoacán, se viste de naranja días antes del 2 de noviembre, el día en que los muertos dan una vuelta a los camposantos para visitar a sus seres queridos en todo aquel que ponga su altar.
El mar de cempasúchil es el escenario principal para recibir a los fieles difuntos, como a Don Tomás, padre de Isaías que lleva un año de fallecido, pero que los preparativos para su honra comenzaron casi ocho días atrás.
“Hay que limpiar la tumba desde días antes, como nosotros ya tenemos 3 aquí, pues hay que llegar pronto para ver como la vamos a adornar, o que hay que ponerle”
Nos cuenta Isaías, asegurando que también el dinero es un punto importante para decorar una tumba, pues desde los 300 hasta los 20 mil pesos es lo que puede costar la declaración.
“Nosotros llegamos hace 4 días, para tener todo listo, pero vieras que hay unos que se vienen hasta 8 días antes, pero son también los que tienen más dinero para poner, pues tardan más arreglando”, completa Isaías.
Y es que no solo se trata de las flores naranjas que adornar las tumbas, y las cabezas de alguno que otro turista que asusten curiosos y en multitud al panteón municipal de Tzintzuntzan.
Veladoras por montones, dulces, pan, fruta y hasta los antojitos de los difuntos que acompañan su fotografía, para que en su regreso se encuentren en el camposanto, y en su ida, con un estómago lleno, en su regreso al más allá.
Son los familiares de los muertos quienes custodian sus tumbas, esperando a hacerles compañía en el día en que se les permite pasar con los vivos, para celebrar la muerte, pues aunque hay los rostros tristes de quienes permanecen en vela, todos celebran que sus familiares regresan.