-Asaid Castro

El crimen organizado, refieren algunos trabajadores del coco, no ha llegado a la región costera de Michoacán para codiciar este producto, al contrario, estos grupos se han mantenido al margen y en apoyo, de cierta manera.

Lázaro Cárdenas, Michoacán. -Solera de Agua, localidad en el municipio costero de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, es lugar de distintas huertas de coco, donde se cultiva y produce en grandes cantidades esta fruta. Una de las huertas, es la que trabaja Julio Solorio, de Cocos Solorio, quien explica que a pesar de que la Costa Michoacana es potencia para la exportación de este fruto, no hay apoyo por parte el gobierno de Michoacán o Federal.

Fue en 2018, hace 5 años, que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) en el estado, habría hecho su último pronunciamiento para favorecer proyectos que impulsaran la renovación del coco, en los municipios de Chinicuila, Coahuayana y Lázaro Cárdenas, pero sin que, a día de hoy, se volvieran a acercar a los productores.

A diferencia del limón o aguacate en el estado, que, si es apoyada en su producción, cultivo de coco es uno de los que no se ha visto afectado por el crimen organizado, ya sea por el cobro de piso o problemáticas con los cocoteros, de los que refiere Solorio, más bien, han encontrado apoyo por parte de estos grupos.


“En ese tema, le voy a ser bien honesto, yo no he tenido ningún problema. Para que negarlo, si tenemos gente que se dedica a eso, pero no nos molestan en ningún sentido, al contrario, nos echan la mano; nos han ayudado en que, si nos ven que nos atascamos, o por ahí tirados en la carretera, nos ayudan a apucharnos. Porque estamos generando empleo”

Explicó, Solorio sobre la presencia del crimen organizado en Lázaro Cárdenas, pero el respeto que se tiene hacia los huerteros, pues añade que son generadores de empleo, siendo que, en su caso, contara alrededor de 56 personas para producir alrededor de 60 u 80 mil cocos por semana. Actualmente, Cocos Solorio, son los únicos exportadores de este fruto de Lázaro Cárdenas, llegando hasta Los Ángeles y McAllen, en Estados Unidos. Según lo dicho por Solorio.

“La gente que utiliza el coco para sus productos, van hasta Tecomán o Chiuatlán, porque no tenemos ninguna ayuda. Me he dado cuenta que los gobiernos de allá han apoyado mucho lo que es el coco, y tienen todos los empaques que requieren, que se necesitan para hacer los productos” continúo explicando Solorio, agregando que la competencia directa, es el estado de Guerrero, por su cantidad de huertas en producción.
Los jimadores de Coco, son aquellos que, con una lanza de metal empotrada al suelo, procesan la fruta quitando la cascara, y dejando solo la tapa para poder abrirlo más fácil.

Uno de estos jimadores, en la huerta que hemos venido nombrando, es el apodado “Camaleón”, que con más de 30 años en su oficio, especialmente en el pelado de esta fruta, asegura no tener prestaciones en su empleo, sin embargo, al pagarle 60 centavos por fruto jimado, termina con 900 pesos diarios, en su bolsa, con lo que le alcanza para sostener a su familia, y de paso, para “la promo” y bajar el calor de su oficio, pues las jornadas son bajo el sol.

“Si es bien pagado, pero si es una chinga estar aquí, a veces te vuelas una uña con la lanza, o te rompes el dedo cuando nadamas se escucha el sonido del –crack-. Si nos incapacitamos, si nos pagan” dijo “La Gata”, otro de los jimadores.

Menores de edad, son también quienes se ven dispuestos a trabajar en los distintos puestos en una huerta de cocos, pues el ser jimador es solo una labor más que ofrece una buena paga, porque también están aquellos que “tumban” la fruta verde de las palmeras, que pueden medir hasta 15 metros, y con la ayuda de un palo denominado “otate” sus jornadas pueden extenderse de 7 de la mañana, hasta las 4 de la tarde. Agrega Solorio, que la falta de seguro médico, también es porque se quitaría una parte del salario de sus trabajadores, y los mismos, prefieren su sueldo neto.

Fotos Asaid Castro/ACG