Morelia, Michoacán.– En su tercer día, el 23º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) vivió una jornada diversa y emotiva, marcada por el reconocimiento a grandes figuras del cine, el estreno de nuevas propuestas latinoamericanas y el encuentro del público con historias que iluminan desde la resistencia, la memoria y la imaginación.
El ambiente festivalero se hizo sentir en los distintos recintos de la ciudad. En Cinépolis Centro, el elenco y equipo creativo de Si no ardemos, cómo iluminar la noche, encabezados por la directora costarricense Kim Torres, desfilaron por la alfombra roja. Más tarde, Torres ofreció una conferencia de prensa en el Teatro Melchor Ocampo, donde habló sobre su filme —una coproducción entre Costa Rica, México y Francia— que aborda el tránsito de la infancia a la adolescencia a través de una mirada íntima, femenina y simbólica.

Mientras tanto, las calles del Centro Histórico se convirtieron en escenario de encuentros espontáneos. Memo Villegas, el carismático Teniente Harina, y Tato Alexander caminaron entre risas, cámaras y fans frente al Teatro Rubén Romero, en un recorrido que reflejó el espíritu festivo del festival: cercano, popular y lleno de cine.

En el Cinépolis del Centro, Alejandro Ramírez presentó el programa Beca Animéxico, impulsado por Guillermo del Toro, que busca fortalecer el talento joven en la animación mexicana. En la función se proyectaron cortometrajes de los beneficiarios, acompañados por un mensaje especial del propio Del Toro, quien felicitó al público y celebró la creatividad de las nuevas generaciones.

El día también estuvo marcado por la presencia del talento nacional. El equipo del largometraje El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja), del michoacano Ernesto Martínez Bucio, ofreció una conferencia de prensa en el Teatro Melchor Ocampo y desfiló por la alfombra roja. La cinta, premiada en la Berlinale, fue presentada dentro de la muestra de cine nacional contemporáneo y destacó por su mirada sobre “la fragilidad de la infancia frente al abandono y la locura”, según palabras del propio director.

En el Teatro Mariano Matamoros, los hermanos Arturo y Roy Ambriz, junto con Mireya Mendoza, voz de Frankelda, presentaron la película Soy Frankelda. Durante la función, los realizadores anunciaron que la cinta será proyectada en Pixar, San Francisco, y en el festival Animation Is Film de Los Ángeles, además de compartir que Guillermo del Toro participó en la edición final de la película.

El talento mexicano continuó brillando con el actor Darío Yazbek Bernal, quien recibió el Premio Cuervo en una ceremonia llena de humor y emoción. Entre aplausos, Yazbek agradeció el reconocimiento y bromeó al decir que “siempre había querido un cheque de estos”, celebrando el momento junto a amigos y colaboradores.

Por su parte, la Secretaría de Cultura de Michoacán inauguró en el Centro Cultural Clavijero la exposición Michoacán en el cine. Episodios en la pantalla, realizada en colaboración con la Filmoteca de la UNAM. La muestra, acompañada por la presentación del libro Michoacán en el cine, de Jaime Vázquez, reúne fotografías y documentos que retratan la presencia del estado en la cinematografía nacional. El crítico Leonardo García Tsao destacó durante el evento que “cada libro sobre el cine mexicano es motivo de celebración”.

Ya entrada la noche, el cine se trasladó al aire libre, a la Plaza Benito Juárez, con la proyección del documental La ruta que somos. Bajo el cielo moreliano, bicicletas apoyadas contra muros y farolas formaban parte del paisaje mientras el público se reunía frente a la pantalla. El filme, que da voz a la comunidad ciclista y su memoria colectiva, se convirtió en un punto de encuentro entre cine, ciudadanía y movimiento social, recordando que las historias también ruedan por las calles.

El cierre del día llegó con uno de los momentos más esperados del festival.
La reconocida directora argentina Lucrecia Martel recibió la Medalla de la Filmoteca UNAM y develó una butaca con su nombre en Cinépolis Centro, en reconocimiento a su trayectoria y su aporte a la cinematografía latinoamericana.

El homenaje se realizó previo a la proyección de su documental Nuestra Tierra, dedicado al líder indígena Javier Chocobar, asesinado en 2009 en Tucumán. La película, atravesada por una mirada crítica sobre la justicia y el despojo histórico de los pueblos originarios, cerró la jornada con una reflexión profunda sobre la memoria, la resistencia y las heridas que aún laten en América Latina.
Fotos: ACG