Por Asaid Castro/ACG
Morelia, Michoacán.- En el Centro Histórico de la capital michoacana, agentes de la Policía de Morelia han comenzado a impedir vuelos de drones, incluso aquellos de menos de 250 gramos utilizados con fines periodísticos, fílmicos y recreativos, sin previa notificación.
La medida se aplica pese a que no existe un reglamento formal aprobado en la capital, lo que ha generado preocupación por una posible vulneración al derecho a la información.
Según Paloma Ochoa, jefa de la Comisión Fílmica del Ayuntamiento, cualquier vuelo en el primer cuadro de la ciudad requiere de una notificación previa, sin importar si se trata de equipos recreativos, comerciales o de uso periodístico. El objetivo, señalan, es proteger el patrimonio histórico, resguardar la seguridad de los transeúntes y responsabilizar al operador en caso de incidentes.
El problema es que la medida ya se hace cumplir en la práctica: policías municipales se han acercado a reporteros de este medio, ACG, y ciudadanos para ordenarles bajar sus drones, aun cuando no existe un reglamento aprobado por cabildo que lo sustente.
A nivel federal, la norma distingue entre drones mayores y menores a 250 gramos. Los primeros deben registrarse ante la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), mientras que los más ligeros tienen menos restricciones, salvo en zonas prohibidas como aeropuertos o espacios militares.
En Morelia, sin embargo, se ha extendido la obligación local incluso a los drones pequeños, sin un marco legal claro que lo respalde.

En el quehacer periodístico diario, la exigencia de permisos previos puede convertirse en un filtro que limite la labor informativa y el acceso ciudadano a la información.
La Comisión Fílmica asegura que los permisos son gratuitos y accesibles, pero al no diferenciar entre filmaciones comerciales y cobertura informativa, el Ayuntamiento corre el riesgo de imponer una censura indirecta, aplicando criterios discrecionales a quienes usan estas herramientas tecnológicas.
Mientras el cabildo discute una posible regulación, la falta de certeza jurídica deja a periodistas y ciudadanos en un terreno vulnerable. Hoy, volar un dron en Morelia, incluso con fines informativos, puede significar ser abordado por la policía y obligado a detener la grabación ante una normativa aún sin ser establecida.



