Desde la Plaza Valladolid, en el Centro Histórico, mientras Elefante cerraba la noche, una columna de humo comenzó a levantarse desde Capuchinas. Eran cerca de las 23:20 del 20 de mayo de 2023. El incendio en el Mercado Independencia consumió el estacionamiento con varios vehículos dentro; desde fuera se escuchaban explosiones. Aquella noche, también el Morelia se disputaba la final contra Toluca; la fiesta se convirtió en alarma.

Por Asaid Castro / ACG

Morelia, Michoacán.– Al interior del Mercado Independencia, el aire huele a esperanza, pero falta vida entre varios pasillos silenciosos que susurran la otra cara de la recuperación, en octubre, esta prevista la entrega del estacionamiento para rehabilitar el comercio.

Despues de dos años y casi cinco meses después del incendio que arrasó con su estacionamiento elevado y más de 130 locales, los comerciantes aseguran que las ventas nunca repuntaron: cayeron más del 60 por ciento respecto a la actividad previa.

«Antes llegaba gente en montones, para surtirse la semana; ahora los pasillos todo el día se ven así, vacíos», contó María Dolores Guerrero, quien desde hace meses renta un pequeño local para vender corundas mientras espera ser reubicada.

Dice que muchos clientes le comentan que ya no van al Independencia porque no hay dónde estacionarse. A su alrededor, el área de comida luce desierta: mesas limpias, sillas vacías. El ruido de los fines de semana —aquel que caracterizaba a uno de los mercados insignia de Morelia— parece una historia lejana.

El fénix que no termina de renacer

Desde fuera, el edificio da señales de vida: estructuras metálicas nuevas, columnas ya en pie, contornos redibujados, pero el movimiento de la obra —o de los locales exteriores reubicados sobre la calle Andrés del Río— no alcanza a colarse hasta el interior.

Martín Villeda Lemus, propietario de la “Tortillería Independencia” —negocio familiar desde la fundación del mercado—, recuerda que tras el siniestro, que obligó a derrumbar el estacionamiento y varios locales, permanecieron un mes sin poder trabajar.

«Todo quedó inoperable, nosotros mismos juntamos dinero para reparar lo que se pudo, todo el plafón se quemó. Nos traen con que ‘ya merito’, pero somos el ‘ya merito’ que no llega», dice.

En el área que ocupa, la puerta que daba acceso a la zona norte sigue clausurada desde aquella noche, aunque reconoce que el Ayuntamiento recientemente les colocó piso nuevo en la zona gastronómica, aunque sea ya de menos.

Martín habla con calma, pero el tono es firme: «Dos años para construir un estacionamiento se me hace una barbaridad. El paso a desnivel de Abastos lo hicieron más rápido, o el mercado de Pátzcuaro. Aquí no hubo disposición, ni del seguro ni del Ayuntamiento».

Ventas desplomadas y rutina perdida

Las consecuencias se sienten en cada puesto. «Se nos han caído más del 60 por ciento las ventas», calcula un comerciante de carnitas que prefirió el anonimato: «El primer año todavía venía gente por curiosidad, para ver cómo quedó el mercado, pero hoy ya no. Muchos encontraron otros lugares donde comprar, como el Mercado Santo Niño, y ya no regresan».
A María Dolores le pasa igual, comentó qué, «Yo creo que he perdido más del 50 por ciento. Antes, los sábados no me daba abasto, y hoy pasan dos o tres personas y ya».

Coinciden en algo: sin estacionamiento ni calles despejadas de otros comercios, el público no tiene cómo llegar, pues «El 70 por ciento de la gente viene en transporte público, pero los que vienen en carro son los que te compran para toda la semana, los que hacen fuerte el negocio», explicó entre platicas otro locatario.

Diez días para la esperanza

Los comerciantes, contaron a este medio que sostuvieron hace una semana una reunión con el Ayuntamiento de Morelia. Les prometieron que el estacionamiento sería entregado en dos semanas, sin embargo, miran el calendario con escepticismo; se acerca una de las temporadas más fuertes para el mercado: la navideña, una oportunidad para intentar recuperar algo de lo perdido.

Calles tomadas y ventas detenidas

A las afueras del recinto, los puestos reubicados sobre las calles Andrés del Río y Ana María Gallaga ocupan buena parte de los caminos. Del lado de Vicente Santa María sucede algo similar, con ambulantes sobre banquetas y algunos más sobre el arroyo vehicular.

Para los comerciantes, la recuperación no será posible sin limpiar el perímetro, pues cuentan que resulta imposible que la gente vaya en su carro si la mayoría de espacios para estacionarse se mantienen ocupados.

Tambien, piden que se respete el padrón de los 149 locatarios afectados y que solo ellos sean reubicados; el resto, dicen, «con la pena, debe retirarse».

La herida abierta
«El incendio fue una noche de mayo, durante la final del Morelia que quedó 2 a 2 contra el Tapatío», recuerda Martín. «Nos avisaron como a las doce; cuando llegué, ya todo estaba envuelto en fuego. Pensamos que lo arreglarían rápido, pero ya van casi 30 meses», nos cuenta mientras suma con los dedos desde mayo.

Hoy, los locatarios se aferran a la esperanza de diciembre. Si el estacionamiento se inaugura pronto, creen que algunos clientes volverán, aunque saben que no será inmediato.

«No estamos acostumbrados a la falta de gente —dice María Dolores—, pero tenemos esperanza de volver a vender como antes, aunque sea en quincenas».

El mercado reconstruido se levanta, pero las heridas siguen abiertas, entre las vigas recién pintadas de blanco y rojo, y los pasillos vacíos persiste una pregunta que se repite entre los comerciantes: ¿volverá la gente?

Fotos y redacción Asaid Castro / ACG